20180109

Largo invierno

   Galicia es inmensamente rica. No hace falta disponer de minas, grandes industrias y alta tecnología. Nosotros, los gallegos, tenemos tres nichos de riqueza que nadie supo explotar. Una costa de más de seiscientos kilómetros. Un imponente ecosistema. Un pueblo capaz de adaptarse -señal inequívoca de inteligencia tal como la concebía Vallejo Nájera- y depositario del inmenso patrimonio cultural, costumbrista, pero sobre todo ese espacio virtual conformado por leyendas, seres mágicos, habitantes de soutos, playas, islas, caserones, campos santos, corredoiras y castros con atalayas. ¡Ah!, y una particularidad. Aquí en la costa más al norte, la vida transcurre con otro ritmo, algo que permite disfrutar mucho mejor del tiempo en medio de luces propias para ese Reino de la Lluvia que un día descubrió el gran Álvaro Cunqueiro.
   Como casi todos los soñadores, disfruto delante del animal fuego, leyendo al maestro mindoniense. Hoy, me detuve en aquella curiosa y ocurrente definición del hombre que el mágico fabulador atribuye a las diatribas entre el Justicia Draper y un Comité creado por la Cámara de los Comunes en esa Inglaterra con la que limitamos al norte, mar por medio. Nos gustaría ser "abúlicos sentimentales, amar la soledad, entre lugares ricos en aguas, por dónde vuelan aves que avisan de las horas vespertinas, mientras a lo único que tememos es a que la noche sea eterna".
   De ahí, la responsabilidad que siempre ejercieron nuestros maestros en esta Galicia mágica a la que llegaban las noticias del mundo, tarde, tamizadas por la Iglesia, y por tradición oral de mareantes que contaban, a su manera, como era el mundo dónde los buques arribaban.
   En 1942 el Boletín de la Escuela Española, publica la relación de maestros nacionales que son designados para ocupar las Escuelas Nacionales de Orientación Marítima Pesquera: Carlos Adrán Cambón-Celeiro-; Eladio Lerma Orquillas -Rinlo-; José María López Rodríguez -Escourido- José Moar Vázquez- Orol- Francisco Moisés Rivera Casás-San Ciprián- José Montero Trobo- Celeiro- . En mayo de 1943 el Boletín Oficial del Estado crea con carácter definitivo las Escuelas Nacionales de Enseñanza Primaria de Orientación Marítimo Pesquera, que serán sostenidas por el Instituto Social de la Marina, tal dicterio afecta a San Ciprián, en cuanto a los niños. Por cierto que, ya en mayo de 1936, el Pósito Marítimo Pesquero de San Ciprián, anunciaba concurso para cubrir la plaza de maestro de primera enseñanza. Se estaban dando todas las condiciones legales para disfrutar del mejor de los Maestros. Nuestro inolvidable Don Francisco. Aquel que veía en la mar, desde su galería, paisajes capaces de inspirarle para luego contarnos y enseñarnos lo que su alumno Alberto Pillado señaló como hijos de la mar y el viento.
O mestre EMILIO CEIDE VILLAR, anterior a Don Francisco Rivera, cos seus alumnos de San Cibrao, antes da fundación do grupo escolar en 1931. Trátase dunha xeración nada entre 1910 e 1915.

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